viernes, 26 de febrero de 2010

Viernes 26/2/10, 18:12

Hoy, problemas de disciplina. Avanzo a buen ritmo durante la mañana, pero después bajo la guardia y me abandono -miro mails, escucho música, duermo siesta. Dejo de sentirme un ejemplo para futuras generaciones de tesistas: más bien digno del repudio y la ignominia, de ser señalado en nuevas ediciones de Cómo se hace una tesis. (Escribir la novela. El personaje debería llamarse Tito -de Umbertito).

jueves, 25 de febrero de 2010

Jueves 25/2/10, 13:49

Revisión sistemática de las reseñas bibliográficas, que voy repartiendo para tal o cual capítulo. Contemplo la pilita, que condensa un trabajo de cuatro años, y me siento un tipo de lo más ordenado: un ejemplo para futuras generaciones de tesistas. (Anoche, antes de dormir hojeo El nombre de la rosa. Me indigno por el bibliotecario ciego inspirado en Borges y compongo un plan para vengarlo: escribir un best-seller mundial (no ahora) sobre un semiólogo italiano con algún defecto infamante -hemorroides, onanismo, que no le crezca vello púbico).

miércoles, 24 de febrero de 2010

Miércoles 24/2/10, 14:37

Termino de codificar todo el material –notas de campo, entrevistas, recortes de diarios, etc. Voy en bici hasta el Parque de los Niños para airearme un poco, pero me chumban unos teros (?) y no consigo pensar mucho. Dudo en responder la agresión a pedradas, desisto, tomo algo de sol. Vuelvo pedaleando despacito, tanteando a los teros. Viene F. a trabajar a casa. Esta vez queda J. bajo sus órdenes así que me voy a leer a un bar.

martes, 23 de febrero de 2010

Martes 23/2/10, 7:21

Entusiasmo inexplicable del tesista al dar con un libro o artículo justo sobre su tesis. En la esperanza de que lo iluminarán, ignora que limitan las cosas que tiene para decir: en un punto lo primerean. Con ese recelo comienzo a hojear el libro que me trajo P. (Saer, malicioso: “Con Umberto Eco, las amas de casa del mundo entero han comprendido que no corren ningún peligro: el hombre es medievalista, semiólogo, profesor, versado en lógica, en informática, en filología”. ¿De ahí su presencia en los supermercados?).

lunes, 22 de febrero de 2010

Lunes 22/2/10, 13:49

Harto del carácter ubicuo de Cómo se hace una tesis –en la parada de diarios de la estación, en el supermercado, etc. Hojeo al voleo la fotocopia de J. que hay en casa y, sin acabar de comprender el motivo, empiezo a odiar visceralmente a Umberto Eco. Totalmente restablecido del malestar de la semana pasada: café con leche, panchos, postrecito y nada. Sigue lloviendo. Alerta meteorológica. Pertrechado y echando putas, me voy al centro a buscar un libro y tomar finales.

viernes, 19 de febrero de 2010

Viernes 19/2/10, 18:24

Pongo el agua a calentar y busco citas para la tesis en mi archivo. Me detengo en dos: “Sintió que si él, entonces, hubiera podido elegir o soñar su muerte, ésta es la muerte que hubiera elegido o soñado” (J.L. Borges). “Sólo sé que necesito silencio, estar solo, irme, y dedicar una hora a considerar lo que ha ocurrido en mi mundo, lo que la muerte ha hecho a mi mundo” (V. Wolf). Descarto una por muy paródica, otra por demasiado introspectiva. Se hierve el agua. De todos modos me iba a hacer un té. Sigue lloviendo.

jueves, 18 de febrero de 2010

Jueves 18/2/10, 17:24

Todos los congresos se parecen: varían menos en la calidad académica que en la de los bolsitos que dan con la inscripción. Viajando en tren comparo mi bolso con los que portan otros –congresos de cardiología, bioquímica, etc. Me siento algo disminuido y tapo la leyenda con el brazo. (La certeza de que uno puede leer ahí la posición relegada de las ciencias sociales). Los deseos de Dios, como sus caminos, son insondables: alterno mejoras con recaídas, infusiones y torta de brownies.

miércoles, 17 de febrero de 2010

Miércoles 17/2/10, 13:33

Verdaderamente harto del arroz y las infusiones, decido dejar de tratar a mi estómago con tantos remilgos: me clavo una hamburguesa con tomate y queso en Carlitos y que sea lo que Dios quiera. En mis notas de campo, novedosas formas de notificar la muerte: “‘N., 78 años, tiene PAMI, bueno, tenía PAMI, porque falleció, me acaban de avisar’. X. se ríe y comenta: ‘es una buena forma de decirlo, en lugar de decir que se murió, decir que ya no tiene más PAMI’”.

martes, 16 de febrero de 2010

Martes 16/2/10, 17:33

Ayer, ningún alumno para rendir -ni en shorcito ni en otras prendas. Hoy trabajo a buen ritmo. Espero terminar en esta semana la revisión y codificación de entrevistas y notas de campo y dedicar la próxima a delinear más acabadamente los ejes que recorrerán la tesis. Rebrote de la afección estomacal: más arroz y tecito.

lunes, 15 de febrero de 2010

Lunes 15/2/10, 15:02

Mañana deslucida de trabajo por malestar estomacal -revisar mi conducta en las picadas, mantenerme alejado del salame tipo candelario. Leo las notas de campo del día en que una señora se quita la blusa azul antes de darme tiempo de abandonar el consultorio; una de las pocas pacientes, por otra parte, que he visto irse de alta en estos años. Pudor del etnógrafo. Me excuso y amago con levantarme pero la señora –ya sin blusa azul ni corpiño- me ataja. Desvío la mirada mientras el médico la revisa y recuerdo la referencia de Parsons al “potencial elemento sexual” en la relación entre médicos y pacientes, en particular a la situación en que la mujer se desnuda delante del médico. (En una nota al pie Parsons cuenta la política de un hospital de tener presente a una enfermera como mecanismo de control, que imagino algo vulnerable: una mujer desnuda y otra vestida de enfermera no parecen ofrecer muchas garantías). Me voy a tomar finales. Hoy: arroz blanco, té con limón.

viernes, 12 de febrero de 2010

Viernes 12/2/10, 15:42

Sensible mejoría en el asunto de los mails. De mantener este régimen ahorraría un mes en la escritura de la tesis. Cuestión de ajustar un poco más la rutina y encomendarme a los dioses: ya palpito el mundial. Perspectivas de una vida mejor -se acabó el yogur de vainilla. Ayer, empate agónico. Refugios de la épica en la contemporaneidad: entrando a la carrera por la izquierda recibo la devolución de la pared y cruzo un zurdazo de sobrepique al ángulo. No me cuelgo del alambrado porque está todo oxidado. Sobre el final me quedo sin aire y creo que me baja la presión. No postergar el comienzo de la pretemporada.

jueves, 11 de febrero de 2010

Jueves 11/2/10, 12:46

Toda la mañana leyendo entrevistas en la computadora. Picor en los ojos. Colirio. Pedir turno al oculista para renovar los anteojos –algo rayados los lentes, desencajado el armazón. Dificultades para decidir el nuevo modelo. (Dudas con los anteojos de marco oscuro: por mi magro futuro capilar, ya no podría renunciar a la barba por el temor de devenir en Tom, del ¿Quién es quién?). Luego de los excesos de ayer, retomo los almuerzos frugales: milanesa de soja y ensaladita.

miércoles, 10 de febrero de 2010

Miércoles 10/2/10, 16:34

A la tarde, viene a trabajar en casa F. Estas horas a su entera disposición. Obedezco órdenes sin protestar: levanto la cama y el sillón para que limpie abajo, despejo el escritorio. Como en Casa tomada, me voy corriendo de una habitación a otra. Termino recluido en el dormitorio, recostado en la cama con la computadora en la falda. Me da calor; después me pica. Espero a que F. me autorice a volver a mi puesto. La Wifi llega al dormitorio -debe soplar viento del río. Aflojo las condiciones que me he impuesto. Ninguna revelación: fútbol mañana, gano la lotería en Grecia e Inglaterra, promoción de inquietantes productos masculinos, mails institucionales, etc. No debí repetir el plato de arroz con salsa. Aire acondicionado y siesta.

martes, 9 de febrero de 2010

Martes 9/2/19, 18:45

Después de llegar a diez dejo de contar. Un verdadero exceso. Es evidente que confundo libertad con libertinaje, así que decido mudarme a trabajar al living, donde no llega la Wifi del bar. Como uvas para paliar la abstinencia. (Dificultad para escupir las semillas con algún decoro. Nota: no comer uvas en público). Avances tecnológicos: algunas bicis ya no usan gomines. Me lo cuenta el bicicletero después de venderme dos bolsas. No accede a devolverme el dinero pero sí a cambiarme los gomines por algún otro producto de su local. Entre un abanico limitado, opto por una luz intermitente. Me arrepiento: con tres pesos más me llevaba el timbrecito.

lunes, 8 de febrero de 2010

Lunes 8/2/10, 16:24

Retomo los paseos en bicicleta de mañana. Pienso mejor en bicicleta: si pudiera escribir la tesis andando en bici ya estaría comprando un plasma para ver el mundial. Pedaleando pienso en cómo mejorar mi rutina de trabajo y apunto a las infinitas veces que chequeo mails. Por lo menos, cada vez que me levanto del escritorio: a preparar mate, tomar yogur, agua, comer fruta, almorzar, para ir al baño, etc. Hay días que tomo yogur sin ganas para ver los mails -sobre todo cuando J. compra de vainilla, que no me gusta. Vuelvo al escritorio y miro los mails como si fuera una forma de activar la compu, como si estuviera por recibir una revelación, uno que diga que ya no tengo que hacer la tesis. Plan para circunscribir esta actividad a tres momentos: con el desayuno, después de almorzar y antes de terminar el día de trabajo. Avanzar de manera escalonada e ir registrando los progresos. Comprar cereales para pasar el yogur de vainilla. O mejor tirarlo y decir que se venció. Revisar los gomines de la bici.

sábado, 6 de febrero de 2010

Sábado 6/2/10, 9:25

Por la proximidad de la efeméride y por venir perfectamente a cuento, cedo el espacio a Augusto Monterroso: “¿Por qué será tan atractivo –pensaba el Mono en otra ocasión, cuando le dio por la literatura- y al mismo tiempo como tan sin gracia ese tema del escritor que no escribe, o el del que se pasa la vida preparándose para producir una obra maestra y poco a poco va convirtiéndose en mero lector mecánico de libros cada vez más importantes pero que en realidad no le interesan, o el socorrido (el más universal) del que cuando ha perfeccionado un estilo se encuentra con que no tiene nada que decir, o el del que entre más inteligente es, menos escribe, en tanto que a su alrededor otros quizá no tan inteligentes como él y a quienes él conoce y desprecia un poco publican obras que todo el mundo comenta y que en efecto a veces son hasta buenas, o el del que en alguna forma ha logrado fama de inteligente y se tortura pensando que sus amigos esperan de él que escriba algo, y lo hace, con el único resultado de que sus amigos empiezan a sospechar de su inteligencia y de vez en cuando se suicida, o el del tonto que se cree inteligente y escribe cosas tan inteligentes que los inteligentes se admiran, o el del que ni es inteligente ni tonto ni escribe ni nadie conoce ni nada?”. Tachar lo que no corresponda.

viernes, 5 de febrero de 2010

Viernes 5/2/10, 15:49

Ansiedad por terminar con esta revisión general y volver a la escritura: siento que cada día que paso leyendo algo me va comiendo las páginas que ya escribí. Trabajo engorroso de estos días: avanzo en la tarea de organizar el corpus e ir perfilando más acabadamente los capítulos que bosquejé en el plan de tesis. Lluvia. Alerta meteorológico. A desgano, me dispongo a cruzar Buenos Aires por reunión de cátedra. Galochas, paraguas y pilotín. Acumulo resentimiento. Pobre el que vaya a rendir de shorcito.

jueves, 4 de febrero de 2010

Jueves 4/2/10, 9:14

Pliegues extraños en que anida la voluptuosidad. Leo en el artículo de un colega, después de una cita extensa, esta declaración: “Las negritas son mías”.

miércoles, 3 de febrero de 2010

Miércoles 3/2/10, 14:31

Ayer, peregrinación a San Fernando por corte de pelo. Más de veinte años que Héctor me hace el mismo corte -una vez cambié y Pericles me propinó un casco horrendo. (Portento de municipio, que bautiza sus peluquerías en honor a héroes de la Ilíada y políticos atenienses). Para mudar de peinado deberé esperar a que Héctor se jubile. (Quizá sea demasiado tarde: su sucesor no tendrá que administrar sino despojos). Primeras nubes que amenazan la reclusión veraniega: reunión de cátedra, finales. Tiemblo ante la perspectiva de volver a los pantalones largos. O a los pantalones. (Nota: bajarle puntos al alumno que se presente a rendir final en shorcito).

martes, 2 de febrero de 2010

Martes 2/2/10, 17:38

Revisando las notas de campo revivo las inquietudes de mis días de etnógrafo, que si bien no agravaron una hipocondría que podría definir como amateur, le han provisto una nueva nosografía -paladar, oído, tibia, apéndice, etcétera. En mis registros, una formulación perfecta en este párrafo de A.: “El oncólogo llegó una hora tarde y estuvimos charlando con dos señoras. Una contaba cómo tenía el tumor en un lugar, luego le apareció en otro lado, en otro, y cómo iban tratando y lastimando diferentes partes de su cuerpo. La otra señora se incomodaba con el relato de esta señora y yo la escuchaba y algo que pensaba y que reprimía era: ‘señora, cállese la boca, no me destruya la idea de que esas cosas no pasan’”.

lunes, 1 de febrero de 2010

Lunes 1/2/2010, 17:43

¿Cuánto se tarda en escribir una tesis? ¿Cuándo se empieza? ¿Hace algunos meses, con el primer capítulo, o con la formulación del proyecto y las primeras lecturas? Busco respuestas en la historia de Chuang Tzu, que relata Italo Calvino: “Entre sus muchas virtudes, Chuang Tzu tenía la de ser diestro en el dibujo. El rey le pidió que dibujara un cangrejo. Chuang Tzu respondió que necesitaba cinco años y una casa con doce servidores. Pasaron cinco años y el dibujo aún no estaba listo: ‘Necesito otros cinco años’, dijo Chuang Tzu. El rey se los concedió. [Lo que en CONICET llaman Beca de Postgrado Tipo I y Tipo II, de extensión más breve y menor cuantía]. Transcurrieron diez años, Chuang Tzu tomó el pincel y en un instante, con un solo gesto, dibujó un cangrejo, el cangrejo más perfecto que jamás se hubiera visto”. Un caradura el chino ese. Con un lápiz dibujo mi cangrejo y se lo enseño a J.: ¿una araña?, ¿una cucaracha? Y eso que le dibujé las pincitas. Me gana el desánimo. (Vuelve el fumigador por un rebrote de cuquis. Ahora la emprende con gel. Dudo en mostrarle mi dibujo. Temo que lo tome a mal y me fumigue).