lunes, 3 de mayo de 2010

Lunes 3/5/10, 14:13

Continúa el duelo por el cierre del bar de abajo. El incordio de ir a chequear el correo a otros bares, pagar los cortados, averiguar por servidores, etc. (Durante el fin de semana, vuelvo sobre el incidente del miércoles en un evento académico: durante la presentación, A.J. pide a un desconocido una galletita. El desconocido accede y, establecido el intercambio, continúa ofreciéndole de sus galletitas. Incapaz de esa audacia, compruebo que soy incapaz todavía de otras: aún deseando aceptar el convite, niego el ofrecimiento que, extendiendo su solidaridad con A.J., el desconocido me hace. Ignoro cómo afecta esta incapacidad en otros aspectos de mi vida, de qué otras galletitas me priva).