jueves, 22 de abril de 2010

Jueves 22/4/10, 13:46

Mañana difícil para mi masculinidad. Me ajusto a la moratoria y voy a la ferretería, de la que vuelvo algo golpeado. No consigo explicarme, compro una pieza equivocada, tengo que volver a cambiarla. En todo momento, la sensación de ser despreciado abiertamente por el ferretero, como si además del desconocimiento de temas tan sensibles para la humanidad me recriminara que me pongo cremita en la jeta. Decido abandonar el cuidado de mi cutis. Charla productiva con J. sobre mi tesis.