martes, 13 de abril de 2010

Martes 13/4/10, 18:42

No salgo de casa en todo el día. Es más: casi no me levanto del escritorio en todo el día. Tanta reclusión empieza a agriarme el carácter. Caliento el agua y pienso, a propósito del mate espantoso que ayer me convida un alumno, que el gesto del viejo Vizcacha -malinterpretado bajo el paraguas de la violencia doméstica- debería de ser reivindicado.