viernes, 10 de septiembre de 2010

Viernes 10/9/10, 17:03

Dejo para mañana la revisión de los fragmentos completos de lo que queda de la tesis, suerte de reunión de trabajo y lluvia de ideas conmigo mismo. Pongo a calentar el agua para el mate (ay, sin bizcochos) y, menos por gusto que por su oportunidad, elijo el epígrafe para el capítulo 6: “Sin embargo, hay un punto en que siento que tengo la obligación de reconocer mi error, y tiene que ver con el injusto y cruel procedimiento que venía siguiendo, que era quitarle la vida a las personas a traición, sin aviso previo, sin decir agua va, comprendo que se trataba de una indecente brutalidad, cuántas veces no di tiempo ni siquiera para que hicieran testamento, es cierto que en la mayoría de los casos les mandaba una enfermedad que abriera camino, pero las enfermedades tiene algo curioso, los seres humanos siempre esperan librarse de ellas, de modo que ya cuando es demasiado tarde acaban sabiendo que ésa iba a ser la última, en fin, a partir de ahora todo el mundo estará prevenido de la misma manera y tendrá un plazo de una semana para poner en orden lo que todavía le queda de vida, hacer testamento y decir adiós a la familia, pidiendo perdón por el mal hecho o haciendo las paces con el primo con el que estaba de relaciones cortadas desde hace veinte años”. (J. Saramago).