lunes, 15 de febrero de 2010

Lunes 15/2/10, 15:02

Mañana deslucida de trabajo por malestar estomacal -revisar mi conducta en las picadas, mantenerme alejado del salame tipo candelario. Leo las notas de campo del día en que una señora se quita la blusa azul antes de darme tiempo de abandonar el consultorio; una de las pocas pacientes, por otra parte, que he visto irse de alta en estos años. Pudor del etnógrafo. Me excuso y amago con levantarme pero la señora –ya sin blusa azul ni corpiño- me ataja. Desvío la mirada mientras el médico la revisa y recuerdo la referencia de Parsons al “potencial elemento sexual” en la relación entre médicos y pacientes, en particular a la situación en que la mujer se desnuda delante del médico. (En una nota al pie Parsons cuenta la política de un hospital de tener presente a una enfermera como mecanismo de control, que imagino algo vulnerable: una mujer desnuda y otra vestida de enfermera no parecen ofrecer muchas garantías). Me voy a tomar finales. Hoy: arroz blanco, té con limón.